viernes, 22 de junio de 2012

Hasta los cojones


Hasta los cojones

Primero fueron a por los pensionistas y asumimos que nos tendremos que jubilar en el cementerio.
Después fueron a por los funcionarios y lo aceptamos como un mal menor.
Más tarde fueron a por los parados y empezamos a movernos.
Cuando fueron a por la democracia, nos indignamos.
Fueron a por nosotros y nosotros fuimos a por ellos.
Entonces fueron a la suya y nos cansamos de esperarlos.
Después fueron a por las elecciones y se las llevaron.
Luego fueron a por nuestro dinero y nos resignamos a pagarles más impuestos.
Vimos cómo se fueron esos impuestos por el desagüe y volvimos a indignarnos.
Después fueron a por los profesores y tuvimos que salir a defender la educación de nuestros hijos.
Más tarde fueron a por nuestros hijos y les pegaron como si fueran el enemigo.
De nuevo fueron a la suya y nosotros a indignarnos.
A continuación fueron a por los médicos y los enfermeros y rezamos para no enfermarnos.
 Cuando fueron a por los enfermos, deseamos que un milagro los sanara.
Cuando fueron a por los inmigrantes, les aconsejamos que se fueran.
Cuando se fueron nuestros amigos y familiares, les aconsejamos que no volvieran.
Entonces vinieron a por nuestros trabajos y nuestros derechos laborales y salimos detrás de ellos pero no los alcanzamos.
Luego fueron a por nuestros ahorros y se los llevaron y aún nos estamos preguntando cómo y a dónde.
No fueron a por ninguno de ellos y jamás pudimos preguntárselo.
También fueron a por nuestras casas y nos expulsaron.
A continuación vinieron a secuestrarnos y nos entregaron.
Ahora han ido a por los mineros y los mineros les cortaron el paso.
Ahora han disparado a los mineros y los mineros les han disparado.
Han ido a cerrar las minas y los mineros se han encerrado.
Han ido a enterrarles vivos y los mineros han salido del agujero.
Los mineros bajan a la mina con un pájaro.
El pájaro es más sensible a los escapes de gas. Su muerte les avisa de un peligro inminente.
Los mineros son nuestros pájaros.
Si ellos caen, no sé si tendremos tiempo para escapar.
Cuando vengan a por nosotros, quizá sea demasiado tarde.
Como dicen los mineros: Nosotros no estamos indignados, nosotros estamos hasta los cojones.

Javier Gallego

Carne Cruda RNE